Sabemos que los niños no nacen con un libro de instrucciones, y a menudo los padres nos encontramos con un sinfín de situaciones de las que es difícil salir airoso. El ritmo que llevamos a veces es frenético y hace que lleguemos a casa y descarguemos el estrés acumulado del día a día con ellos en lugar de disfrutarlos. Queremos dar lo mejor de nosotros mismos, pero nos sentimos cansados, irritados. ¿Os gustaría cambiar esta situación?
Este post está dedicado a aquellos que os gustaría trabajar vuestra paciencia; una virtud necesaria durante la crianza de los más pequeños. La paciencia no la podemos comprar, pero sí trabajar. ¡No os perdáis esta lectura!
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